María Eugenia Arostegui

(Buenos Aires, 1976)

Este cuerpo de obra emerge de una investigación sostenida en torno a las transformaciones de la materia en el arte informalista y sus precursores, entendiendo la textura como signo primario de expresión humana. En esta línea, se establece un diálogo con prácticas contemporáneas de intervención corporal —piercings, tatuajes, prótesis estéticas y cosméticas— como prolongaciones simbólicas del cuerpo en la cultura visual actual.

La artista propone una serie de artefactos tridimensionales que exploran la piel como soporte poético y superficie de inscripción. El uso de látex —material elegido por su versatilidad y proximidad simbólica a la piel humana— permite ensamblar fragmentos corporales elaborados artesanalmente, generando volúmenes híbridos que oscilan entre lo escultórico, lo performático y lo instalativo.

Estos dispositivos, presentados como objetos lúdicos, invitan a una experiencia participativa que subvierte el régimen simbólico de los elementos que los componen. Alejados de su carga histórica, los componentes quirúrgicos, industriales o cosméticos son resignificados en clave de juego, apelando a una reapropiación sensible y comunitaria de lo corporal.

El proceso de producción incorpora dinámicas de intercambio no tradicionales: recolección en ferias populares, trueques y vínculos con redes sociales informales de circulación de objetos. Esta estrategia implica un gesto ético-político que pone en valor los modos alternativos de producción cultural y las prácticas colaborativas, destacando su potencial como acto creativo y vincular.

En su conjunto, la serie propone una reflexión crítica sobre los modos en que habitamos y representamos nuestros cuerpos, desafiando estereotipos y expandiendo las posibilidades de la auto-percepción. El juego, en tanto herramienta estética y epistémica, se instala como eje articulador de una práctica artística que se plantea transformadora, afectiva y colectiva.

Santiago Cancion.
Mayo 2025.

Presentación en Festival Enjambre

La obra interpela la noción de cuerpo como territorio expandido: superficie de inscripción, juego y resistencia. Mediante artefactos que combinan látex, objetos industriales y estéticas populares, se activa una experiencia lúdica que cuestiona normas, roles y estigmas. Se formó en Magisterio en la Escuela Municipal de Bellas Artes Manuel Belgrano y en el IUNA, egresando como Profesora Nacional de Escultura en 1998. En 2016 cursó la Especialización en Medios y Tecnologías para la Producción Pictórica (U.N.A.), donde comienza la serie Carnaciones lúdicas.

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