Más que una plataforma, Comunidad Kunayan es un territorio de vínculos que apuesta por el hacer en conjunto.
Promueve espacios donde la creación no ocurre en soledad, sino en diálogo constante con otrxs y con el mundo.
En cada encuentro, se construye una trama que sostiene, amplifica y transforma.
Artefactos para el goce y el hartazgo
La promesa de la felicidad —como construcción cultural y política— ha sido una de las narrativas más insistentes del imaginario contemporáneo. Bajo la lógica del consumo, se han producido mitologías modernas sobre los objetos que deberíamos desear, las prácticas de esparcimiento que deberíamos adoptar y los hábitos que supuestamente nos conducirían al bienestar.
En este contexto, Fundación Kunayan convoca a un grupo de artistas cuyas prácticas abordan la experiencia humana desde perspectivas corporales, materiales y afectivas, explorando los vínculos entre cuerpo, territorio y naturaleza. Desde enfoques diversos, estas obras interrogan los modos en que habitamos, gozamos y padecemos nuestros entornos —físicos y simbólicos— y proponen miradas alternativas sobre aquello que se entiende por "buen vivir".
La exposición se configura como un espacio de cruce entre lenguajes visuales como la escultura, el arte textil, la pintura y la performance, articulando una curaduría que pone en tensión la noción de felicidad como promesa consumible, para ensayar otras formas de pensar el deleite, el confort y también la incomodidad.
En esta edición de la Feria, presentamos las esculturas de María Eugenia Arostegui, donde el juego, la hibridez y la monstruosidad se manifiestan en piezas que combinan ironía y glam en una puesta en escena exuberante; los textiles de Jorge Sánchez que recuperan el gesto íntimo y colectivo de la siesta como práctica popular de descanso y resistencia; las hibridaciones escultóricas de Daiana Aires, donde cuerpo y materia se entrelazan en propuestas de fuerte potencia simbólica; y las pinturas de pequeño formato de Lorena Itatí Galarza, que cartografían escenas del conurbano bonaerense desde una poética de lo cotidiano y lo territorial.
Santiago Canción.
La noción del tiempo es, quizás, una de las dimensiones más complejas que atraviesa el cuerpo. A lo largo de los años, transitamos vivencias que nos enseñan a medir, con mayor o menor precisión, cada una de nuestras decisiones. En este sentido, la práctica artística mantiene un vínculo profundo con la temporalidad, aunque con frecuencia este lazo se vea atravesado por narrativas externas que lo condicionan o desdibujan.
Durante febrero y abril, un grupo de quince artistas provenientes de diversas disciplinas y trayectorias sostuvieron una presencia activa en el Espacio Memoria. A través del diálogo y la creación, intentamos responder a la urgencia del momento, comprendiendo que en contextos de amenaza la producción artística también se convierte en testimonio y trinchera.
Así, el ensayo como forma de búsqueda y la alerta como estado de conciencia se convierten en los territorios desde los cuales seguimos trabajando. En medio de la incertidumbre, elegimos persistir.
Melisa Rolón
Santiago Canción
Abril 2025