(Ciudad de Buenos Aires, 1972)
Valeria Teresa Baudille es artista visual y ceramista, residente en el Conurbano Bonaerense. Su vínculo con la cerámica comenzó en 1988 y desde entonces ha sostenido una práctica comprometida con el oficio y su dimensión expresiva. Es Técnica y Profesora de Cerámica Artística, y Licenciada en Artes Visuales con orientación en Artes del Fuego por la Universidad Nacional de las Artes (UNA). Durante décadas ejerció la docencia en escuelas públicas del Gran Buenos Aires, tarea que dejó recientemente tras su jubilación.
A lo largo de su trayectoria ha desarrollado exposiciones individuales y colectivas, y ha sido reconocida con premios y distinciones. En 2023 obtuvo una beca que le permitió realizar una residencia artística en Toronto, invitada por la Latino Canadian Cultural Association (LCCA). Ha participado de colectivos como Hoy Colectivo de Arte y Nosotras y les Otres, y de proyectos colaborativos con fuerte anclaje comunitario como Zapatos Violetas y Los Platos y Nuestra Memoria.
Su producción se construye desde una perspectiva autobiográfica en diálogo constante con los objetos cotidianos, portadores de memoria, afecto e historia. En sus piezas, lo doméstico se vuelve campo simbólico para pensar los roles de la mujer, las herencias emocionales y las capas invisibles del trabajo vinculado al cuidado y la transmisión. La pregunta por el quiénes somos y cómo llegamos hasta aquí atraviesa su obra como un eje constante.
Baudille entiende que toda práctica artística implica un proceso de subjetivación y conocimiento. Su trabajo propone una reflexión sensible y política sobre los vínculos, la pertenencia y el cuerpo social, desde una mirada situada, consciente de su territorio y de su tiempo. Concibe el arte como un espacio colectivo para la memoria, el diálogo y la defensa de los derechos humanos, particularmente necesario en contextos de creciente violencia y deshumanización.
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Las tapas de olla se presentan como testigos de una historia compartida. Resonancias domésticas, metálicas, nos devuelven los ecos de las mujeres que sostuvieron el mundo desde las hornallas. Cada tapa es un cuerpo, una ausencia, una memoria. En la repetición hay gesto, en la suspensión hay rito. Baudille convierte lo cotidiano en monumento silencioso: utensilios que ya no cocinan, pero aún resuenan. En ese repiquetear mudo, el hogar se vuelve territorio político, archivo, acto de resistencia.